El voto y la legitimización
En la radio, televisión, prensa y las diversas redes sociales, desde
hace ya unos meses nos vienen preparando para los diversos procesos
electorales que se irán llevando a cabo en el país durante todo el año
2015. Este bombardeo desde los medios de comunicación y redes sociales
tiene el objetivo de adjudicar estatus a este o aquel líder y partido, y
presionarnos como miembros (de un país, comunidad autónoma, ciudad,
etc.) a participar en el proceso electoral para legitimar la necesidad
de que profesionales de la política o el sindicalismo (en el caso de las
elecciones sindicales) nos dirijan y gobiernen desde las estructuras
del estado por el bien común.
Maquiavelo se refiere a la "razón de estado" cuando aconsejaba que un
buen patriota recurriese al crimen para servirlo y asegurar su triunfo,
ya que el estado es en sí una finalidad. Max Webber (sociólogo alemán
del siglo XIX), en La política como vocación establece que el
estado reclama el monopolio del uso legítimo de la violencia, y que este
monopolio se establece mediante la legitimación. Mijail Bakunin afirma
que "El crimen es la condición necesaria de la misma existencia estatal, y contribuye por eso a su monopolio exclusivo"(1),
y no es de extrañar esta denuncia cuando los moldeadores del estado
moderno hablan de que la violencia es exclusiva del estado y una
herramienta para mantenerse a sí mismo; y de la necesidad de que sea
legitimado por el pueblo. La legitimidad, como expresa Max Weber, es un
carácter crucial para la existencia del estado. Para que exista un
derecho justificable para gobernar, el estado necesita del ritual del
voto "pro tempore", para que todos y cada uno de los habitantes de un
país, con su participación, legitimen la necesidad de la existencia de
la ley, el estado y la aceptación voluntaria de que sean gobernados.
Así, una vez recompuesto el poder ejecutivo y legislativo, el estado se
da prioridad para reprimir los movimientos obreros y sociales que
configuran luchas independientes contra el capitalismo fuera de las
estructuras del estado. Desde la transición española, el voto es el eje
actual que necesita la democracia representativa para legitimarse.
A partir de ahora, y hasta que termine el proceso electoral,
empezaremos a ver carteles en las carreteras, en las marquesinas de las
paradas de autobús, en las farolas, en el metro, etc., con la cara del
candidato del partido de turno, un lema y el color representativo.
Carteles por las paredes de las calles, plazas y avenidas de otros
partidos no tan mayoritarios, pancartas en puentes con el debido permiso
a través de militantes decididos que dan visibilidad a su respectivo
partido solo para estos eventos. Estos militantes, durante este periodo
electoral, usan imágenes, señas, colores y todo tipo de simbología para
reconocerse entre ellos, ensalzar al partido y sus líderes, y ensalzar
su identidad nacional, territorial o local. Todo el proceso de campaña,
hasta el día de la votación, es un rito, un momento de ebullición
colectiva, de regeneración, de pertenencia y dependencia colectiva de un
orden moral superior, en este caso representado por el estado. Al igual
que el ritual religioso, actúa en el seno de los habitantes con derecho
a voto de un país, provincia o localidad concretas, para mantener,
renovar y reforzar los sentimientos de pertenencia colectiva y
dependencia de un orden moral que representa el estado y sus
instituciones, las cuales nos protege del caos y el desorden que
conllevaría la ausencia de estado.
Esclavos de Dios, los hombres deben
serlo también de la iglesia y del Estado, en tanto que este último es
consagrado por la iglesia. (2)
Mijail Bakunin
Estado y partidos políticos
Si hay algo que ha quedado claro para cualquier persona que vea la
evolución de los resultados de otras elecciones y las famosas encuestas
que publican en distintos medios de comunicación, es que el bipartidismo
hegemónico en España se ha fracturado debido tanto a las circunstancias
sociales como a los diversos escándalos de corrupción que se han
destapado a nivel de todo el país. Una nueva generación de políticos,
algunos salidos de las altas instancias universitarias, han creado
partidos que, aun con poca trayectoria, han sabido canalizar el
descontento que existe entre la población para hablar de regeneración
política, estableciendo una ruptura con la antigua estructura de los
partidos tradicionales, pero no del parlamentarismo, e ilusionando a la
población descontenta con la políticas ejercidas por los partidos
mayoritarios, a los cuales no sentían apego.
Sin embargo, en los discursos de estos partidos no encontramos
absolutamente nada nuevo. Se mezclan los discursos desde Platón, hasta
el de varios ilustrados como Rousseau. A través del interclasismo y la
desideologización, dicen lo que cada capa y estructura social quiere
escuchar. El objetivo no es el de la ruptura, sino el de la regeneración
del capitalismo. Son la nueva rueda de cambio de la maquinaria
política, para que el estado y la economía capitalista vuelvan a
estabilizarse, y las élites económicas, los banqueros y los empresarios
continúen con la estabilidad política necesaria para el normal
desarrollo del neoliberalismo.
"Todos los partidos políticos, sin excepción alguna, en tanto
aspiren al poder público, no son sino formas particulares del
absolutismo. No habrá libertad para los ciudadanos; no habrá orden en la
sociedad, ni unidad entre los trabajadores, mientras que en nuestro
catecismo político, no figure la renuncia absoluta a la autoridad,
armazón de todo tutelaje." (3)
Pierre-Joseph Proudhon
Pero los partidos políticos obedecen a la forma de desarrollo y
estructuración del estado y del capital. Estructuras que provienen de la
fundación del estado moderno y el desarrollo de la ideología
capitalista en el siglo XIX. Los primeros anarquistas de la época ya
comenzaron a criticar las estructuras ideológicas en las que se basa el
estado moderno, y su herencia del absolutismo monárquico. Proudhon
afirma que es imposible eliminar las antiguas tradiciones absolutistas
monárquicas solo en el terreno y conservarlas en todos los demás
elementos, ya que se entrega la causa de la liberación social a un nuevo
tipo de despotismo. La explotación económica, la opresión política y la
servidumbre intelectual no significan sino diferentes fenómenos
producidos por una misma causa, la simbología de la idea monárquica y
absolutista como forma de esclavitud humana. Afirmó que el capitalismo
es "la monarquía de la economía" ya que convierte el trabajo en
tributario del capital, del mismo modo que la sociedad rinde tributo al
estado y al espíritu de la iglesia. Y al igual que el capital hace
respecto al trabajo, lo hace el estado y autoridad en relación a la
libertad (4). Así, vio el peligro de la centralización económica en los
nuevos estados modernos, y las consecuencias que tuvieron, en lo que se
conoce ahora como la I Guerra Mundial.
Mijail Bakunin, para criticar la nueva forma de autoridad que el
estado moderno establece en el nuevo poder político y económico, cuya
raíz principal está en el absolutismo monárquico, pone como referente el
lema del despotismo ilustrado del rey francés Luis XVI de "Tout pour le peuple, rien par le peuple", (todo para el pueblo, nada para el pueblo), para establecer como cualquier gobierno, sea de "santos y nobles, liberales y hasta republicanos" (5), sienta que tiene la misión de conducir a los/as trabajadores/as, aun sacrificando los intereses de estos últimos.
Conclusiones y alternativa, la autogestión
Para que en un sujeto, individuo, corporación o colectividad haya
capacidad política, se requieren tres condiciones fundamentales:
1. Que el sujeto tenga conciencia de sí mismo, de su dignidad, de
su valor, del puesto que ocupa en la sociedad, del papel que desempeña,
de las funciones a que tiene derecho a aspirar, de los intereses que
representa o personifica.
2. Que, como resultado de esa
conciencia plena de sí mismo, afirme su idea, es decir, que conozca la
ley de su ser, sepa expresarla por la palabra y explicarla por la razón,
no solo en su principio sino también en todas sus consecuencias.
3.
Que de esta idea –sentada como profesión de fe– pueda, según lo exijan
las circunstancias, sacar siempre conclusiones prácticas. (6)
Pierre-Joseph Proudhon
Los defensores del parlamentarismo y la democracia representativa
siempre defenderán que vayamos a votar, que lo hagamos a este o aquel,
al menos malo, o si no te gustan los grandes, a los pequeños. Nos
meterán miedo de que si no votamos, ganará la derecha o la izquierda, y
que las cosas irán peor y no tendremos derecho a quejarnos. Hemos visto,
con diversos autores base para la estructura ideológica del estado
moderno, y la ayuda a través de citas de diversos autores anarquistas,
que el estado solo se sostiene mediante la violencia y que esa violencia
debe de ser legitimada por la población. Por tanto, si somos partícipes
del ritual, estamos sosteniendo y legitimando las estructuras de poder
político, la violencia contra los/as trabajadores/as y la explotación
económica de los empresarios/as y demás capitalistas. Es por ello que,
si participamos y legitimamos este rito, es cuando no tendría sentido
que nos estuviésemos quejando. Los anarquistas tenemos propuestas de
organización para los trabajadores/as, al margen de las estructuras de
poder político y económico; y es esto lo que más les duele, la
abstención. Pero no una abstención pasiva que nos situé como
espectadores, sino la activa; que sepan que no necesitamos ni comités de
empresa, ni liberados sindicales, ni políticos ni empresarios para
gestionar nuestra fuerza de trabajo y nuestra vida.
"Hay trabajo y trabajo. Hay un trabajo productivo, y hay un
trabajo de explotación. El primero es el esfuerzo del proletariado, el
segundo es el de los propietarios." (7), escribe Mijail Bakunin en
referencia a nuestro trabajo productor, y al de los que parasitan de
nuestro trabajo. Por eso los anarquistas abogamos por el
anarcosindicalismo como herramienta de los/as trabajadores/as para la
defensa y promoción de nuestros intereses frente a la patronal, y por la
autogestión. Organizarnos de manera coherente a través de asambleas,
como medio de toma de decisiones y como base futura de organización,
donde todos/as tengamos los mismos derechos y las mismas obligaciones
tanto en las nuevas estructuras económicas como en las sociales creadas
desde abajo. Fundar ateneos donde todos/as podamos discutir, hablar,
hacernos entender, aprender y crecer como personas, ya que la cultura y
el conocimiento es la base para la iniciativa y la coherencia en el
desarrollo de las gestiones. Así, con calidad ética, coherencia y
práctica en el día a día, nos aseguramos de que las personas que nos
vean puedan abrazar nuestras ideas, dado que la propaganda por el hecho
es el escaparate que muestra cómo somos y cómo aspiramos a ser, más allá
de la bibliografía sobre economía, política, historia, geografía y
filosofía ligada a nuestras ideas anarquistas. Por todo esto, los
anarquistas llamamos a la participación activa en todo lo que afecte a
nuestras vidas y, por lo tanto, a la abstención en todo tipo de
elecciones que dejen en manos de otros nuestros intereses.
"Es necesario abolir por completo, tanto en principio como de
hecho, todo lo que se llama poder político; porque mientras exista poder
político, habrá gobernantes y gobernados, amos y esclavos, explotadores
y explotados. Una vez abolido, el poder político, deberá ser sustituido
por una organización de las fuerzas productivas y los servicios
económicos."(8)
Mijail Bakunin
1. Mijail Bakunin, Escritos de filosofía política. Compilación GP Maximoff. Tomo I. Alianza Editorial. Pag 164
2. Mijail Bakunin, Dios y el Estado. Ed. Utopía Libertaria, Pag.25
3. Rudolf Rocker, Influencias de las ideas absolutistas en el socialismo. El ideario de Proudhon. Editorial Zero. Pag. 18
4. Rudolf Rocker, Influencias de las ideas absolutistas en el socialismo. El ideario de Proudhon. Editorial Zero Pag. 14
5. Mijail Bakunin, Escritos de filosofía política. Compilación GP Maximoff. Tomo I. Alianza Editorial. Pag 149
6. Pierre-Joseph Proudhon, La capacidad política de la clase obrera. Ed. Proyección. Pag. 28
7. Mijail Bakunin, Escritos de filosofía política. Compilación GP Maximoff. Tomo I. Alianza Editorial. Pag 155
8. Mijail Bakunin, Escritos de filosofía política. Compilación GP Maximoff. Tomo II Alianza Editorial. Pag 56
Publicado en el 5 de Fragua Social, del Sindicato del Metal, Mineria y Quimica de CNT-AIT Madrid