lunes, 30 de marzo de 2015

Democracia representativa, voto, legitimación y opresión. Alternativas desde la autoorganización y autogestión

El voto y la legitimización
 
En la radio, televisión, prensa y las diversas redes sociales, desde hace ya unos meses nos vienen preparando para los diversos procesos electorales que se irán llevando a cabo en el país durante todo el año 2015. Este bombardeo desde los medios de comunicación y redes sociales tiene el objetivo de adjudicar estatus a este o aquel líder y partido, y presionarnos como miembros (de un país, comunidad autónoma, ciudad, etc.) a participar en el proceso electoral para legitimar la necesidad de que profesionales de la política o el sindicalismo (en el caso de las elecciones sindicales) nos dirijan y gobiernen desde las estructuras del estado por el bien común.

Maquiavelo se refiere a la "razón de estado" cuando aconsejaba que un buen patriota recurriese al crimen para servirlo y asegurar su triunfo, ya que el estado es en sí una finalidad. Max Webber (sociólogo alemán del siglo XIX), en La política como vocación establece que el estado reclama el monopolio del uso legítimo de la violencia, y que este monopolio se establece mediante la legitimación. Mijail Bakunin afirma que "El crimen es la condición necesaria de la misma existencia estatal, y contribuye por eso a su monopolio exclusivo"(1), y no es de extrañar esta denuncia cuando los moldeadores del estado moderno hablan de que la violencia es exclusiva del estado y una herramienta para mantenerse a sí mismo; y de la necesidad de que sea legitimado por el pueblo. La legitimidad, como expresa Max Weber, es un carácter crucial para la existencia del estado. Para que exista un derecho justificable para gobernar, el estado necesita del ritual del voto "pro tempore", para que todos y cada uno de los habitantes de un país, con su participación, legitimen la necesidad de la existencia de la ley, el estado y la aceptación voluntaria de que sean gobernados. Así, una vez recompuesto el poder ejecutivo y legislativo, el estado se da prioridad para reprimir los movimientos obreros y sociales que configuran luchas independientes contra el capitalismo fuera de las estructuras del estado. Desde la transición española, el voto es el eje actual que necesita la democracia representativa para legitimarse.

A partir de ahora, y hasta que termine el proceso electoral, empezaremos a ver carteles en las carreteras, en las marquesinas de las paradas de autobús, en las farolas, en el metro, etc., con la cara del candidato del partido de turno, un lema y el color representativo. Carteles por las paredes de las calles, plazas y avenidas de otros partidos no tan mayoritarios, pancartas en puentes con el debido permiso a través de militantes decididos que dan visibilidad a su respectivo partido solo para estos eventos. Estos militantes, durante este periodo electoral, usan imágenes, señas, colores y todo tipo de simbología para reconocerse entre ellos, ensalzar al partido y sus líderes, y ensalzar su identidad nacional, territorial o local. Todo el proceso de campaña, hasta el día de la votación, es un rito, un momento de ebullición colectiva, de regeneración, de pertenencia y dependencia colectiva de un orden moral superior, en este caso representado por el estado. Al igual que el ritual religioso, actúa en el seno de los habitantes con derecho a voto de un país, provincia o localidad concretas, para mantener, renovar y reforzar los sentimientos de pertenencia colectiva y dependencia de un orden moral que representa el estado y sus instituciones, las cuales nos protege del caos y el desorden que conllevaría la ausencia de estado.
Esclavos de Dios, los hombres deben serlo también de la iglesia y del Estado, en tanto que este último es consagrado por la iglesia. (2)
Mijail Bakunin

Estado y partidos políticos
Si hay algo que ha quedado claro para cualquier persona que vea la evolución de los resultados de otras elecciones y las famosas encuestas que publican en distintos medios de comunicación, es que el bipartidismo hegemónico en España se ha fracturado debido tanto a las circunstancias sociales como a los diversos escándalos de corrupción que se han destapado a nivel de todo el país. Una nueva generación de políticos, algunos salidos de las altas instancias universitarias, han creado partidos que, aun con poca trayectoria, han sabido canalizar el descontento que existe entre la población para hablar de regeneración política, estableciendo una ruptura con la antigua estructura de los partidos tradicionales, pero no del parlamentarismo, e ilusionando a la población descontenta con la políticas ejercidas por los partidos mayoritarios, a los cuales no sentían apego.

Sin embargo, en los discursos de estos partidos no encontramos absolutamente nada nuevo. Se mezclan los discursos desde Platón, hasta el de varios ilustrados como Rousseau. A través del interclasismo y la desideologización, dicen lo que cada capa y estructura social quiere escuchar. El objetivo no es el de la ruptura, sino el de la regeneración del capitalismo. Son la nueva rueda de cambio de la maquinaria política, para que el estado y la economía capitalista vuelvan a estabilizarse, y las élites económicas, los banqueros y los empresarios continúen con la estabilidad política necesaria para el normal desarrollo del neoliberalismo.
"Todos los partidos políticos, sin excepción alguna, en tanto aspiren al poder público, no son sino formas particulares del absolutismo. No habrá libertad para los ciudadanos; no habrá orden en la sociedad, ni unidad entre los trabajadores, mientras que en nuestro catecismo político, no figure la renuncia absoluta a la autoridad, armazón de todo tutelaje." (3)
Pierre-Joseph Proudhon

Pero los partidos políticos obedecen a la forma de desarrollo y estructuración del estado y del capital. Estructuras que provienen de la fundación del estado moderno y el desarrollo de la ideología capitalista en el siglo XIX. Los primeros anarquistas de la época ya comenzaron a criticar las estructuras ideológicas en las que se basa el estado moderno, y su herencia del absolutismo monárquico. Proudhon afirma que es imposible eliminar las antiguas tradiciones absolutistas monárquicas solo en el terreno y conservarlas en todos los demás elementos, ya que se entrega la causa de la liberación social a un nuevo tipo de despotismo. La explotación económica, la opresión política y la servidumbre intelectual no significan sino diferentes fenómenos producidos por una misma causa, la simbología de la idea monárquica y absolutista como forma de esclavitud humana. Afirmó que el capitalismo es "la monarquía de la economía" ya que convierte el trabajo en tributario del capital, del mismo modo que la sociedad rinde tributo al estado y al espíritu de la iglesia. Y al igual que el capital hace respecto al trabajo, lo hace el estado y autoridad en relación a la libertad (4). Así, vio el peligro de la centralización económica en los nuevos estados modernos, y las consecuencias que tuvieron, en lo que se conoce ahora como la I Guerra Mundial.

Mijail Bakunin, para criticar la nueva forma de autoridad que el estado moderno establece en el nuevo poder político y económico, cuya raíz principal está en el absolutismo monárquico, pone como referente el lema del despotismo ilustrado del rey francés Luis XVI de "Tout pour le peuple, rien par le peuple", (todo para el pueblo, nada para el pueblo), para establecer como cualquier gobierno, sea de "santos y nobles, liberales y hasta republicanos" (5), sienta que tiene la misión de conducir a los/as trabajadores/as, aun sacrificando los intereses de estos últimos.

Conclusiones y alternativa, la autogestión
Para que en un sujeto, individuo, corporación o colectividad haya capacidad política, se requieren tres condiciones fundamentales:
1. Que el sujeto tenga conciencia de sí mismo, de su dignidad, de su valor, del puesto que ocupa en la sociedad, del papel que desempeña, de las funciones a que tiene derecho a aspirar, de los intereses que representa o personifica.
2. Que, como resultado de esa conciencia plena de sí mismo, afirme su idea, es decir, que conozca la ley de su ser, sepa expresarla por la palabra y explicarla por la razón, no solo en su principio sino también en todas sus consecuencias.
3. Que de esta idea –sentada como profesión de fe– pueda, según lo exijan las circunstancias, sacar siempre conclusiones prácticas. (6)
Pierre-Joseph Proudhon

Los defensores del parlamentarismo y la democracia representativa siempre defenderán que vayamos a votar, que lo hagamos a este o aquel, al menos malo, o si no te gustan los grandes, a los pequeños. Nos meterán miedo de que si no votamos, ganará la derecha o la izquierda, y que las cosas irán peor y no tendremos derecho a quejarnos. Hemos visto, con diversos autores base para la estructura ideológica del estado moderno, y la ayuda a través de citas de diversos autores anarquistas, que el estado solo se sostiene mediante la violencia y que esa violencia debe de ser legitimada por la población. Por tanto, si somos partícipes del ritual, estamos sosteniendo y legitimando las estructuras de poder político, la violencia contra los/as trabajadores/as y la explotación económica de los empresarios/as y demás capitalistas. Es por ello que, si participamos y legitimamos este rito, es cuando no tendría sentido que nos estuviésemos quejando. Los anarquistas tenemos propuestas de organización para los trabajadores/as, al margen de las estructuras de poder político y económico; y es esto lo que más les duele, la abstención. Pero no una abstención pasiva que nos situé como espectadores, sino la activa; que sepan que no necesitamos ni comités de empresa, ni liberados sindicales, ni políticos ni empresarios para gestionar nuestra fuerza de trabajo y nuestra vida.
"Hay trabajo y trabajo. Hay un trabajo productivo, y hay un trabajo de explotación. El primero es el esfuerzo del proletariado, el segundo es el de los propietarios." (7), escribe Mijail Bakunin en referencia a nuestro trabajo productor, y al de los que parasitan de nuestro trabajo. Por eso los anarquistas abogamos por el anarcosindicalismo como herramienta de los/as trabajadores/as para la defensa y promoción de nuestros intereses frente a la patronal, y por la autogestión. Organizarnos de manera coherente a través de asambleas, como medio de toma de decisiones y como base futura de organización, donde todos/as tengamos los mismos derechos y las mismas obligaciones tanto en las nuevas estructuras económicas como en las sociales creadas desde abajo. Fundar ateneos donde todos/as podamos discutir, hablar, hacernos entender, aprender y crecer como personas, ya que la cultura y el conocimiento es la base para la iniciativa y la coherencia en el desarrollo de las gestiones. Así, con calidad ética, coherencia y práctica en el día a día, nos aseguramos de que las personas que nos vean puedan abrazar nuestras ideas, dado que la propaganda por el hecho es el escaparate que muestra cómo somos y cómo aspiramos a ser, más allá de la bibliografía sobre economía, política, historia, geografía y filosofía ligada a nuestras ideas anarquistas. Por todo esto, los anarquistas llamamos a la participación activa en todo lo que afecte a nuestras vidas y, por lo tanto, a la abstención en todo tipo de elecciones que dejen en manos de otros nuestros intereses.
"Es necesario abolir por completo, tanto en principio como de hecho, todo lo que se llama poder político; porque mientras exista poder político, habrá gobernantes y gobernados, amos y esclavos, explotadores y explotados. Una vez abolido, el poder político, deberá ser sustituido por una organización de las fuerzas productivas y los servicios económicos."(8)
Mijail Bakunin

1. Mijail Bakunin, Escritos de filosofía política. Compilación GP Maximoff. Tomo I. Alianza Editorial. Pag 164
2. Mijail Bakunin, Dios y el Estado. Ed. Utopía Libertaria, Pag.25
3. Rudolf Rocker, Influencias de las ideas absolutistas en el socialismo. El ideario de Proudhon. Editorial Zero. Pag. 18
4. Rudolf Rocker, Influencias de las ideas absolutistas en el socialismo. El ideario de Proudhon. Editorial Zero Pag. 14
5. Mijail Bakunin, Escritos de filosofía política. Compilación GP Maximoff. Tomo I. Alianza Editorial. Pag 149
6. Pierre-Joseph Proudhon, La capacidad política de la clase obrera. Ed. Proyección. Pag. 28
7. Mijail Bakunin, Escritos de filosofía política. Compilación GP Maximoff. Tomo I. Alianza Editorial. Pag 155
8. Mijail Bakunin, Escritos de filosofía política. Compilación GP Maximoff. Tomo II Alianza Editorial. Pag 56
Publicado en el 5 de Fragua Social, del Sindicato del Metal, Mineria y Quimica de CNT-AIT Madrid

1 comentario:

Loam dijo...

Pues eso... "que sepan que no necesitamos ni comités de empresa, ni liberados sindicales, ni políticos ni empresarios para gestionar nuestra fuerza de trabajo y nuestra vida."

Salud!