miércoles, 31 de marzo de 2010

Piadosa semana santa

La humanidad tiene un concepto raro de lo que es la cultura y las festividades culturales. Se perfectamente que no se puede esperar nada de un país donde se quiere declarar bien de interés cultural el mutilar animales. Pero se puede mirar perfectamente los antecedentes de otro tipo de festividades culturales que se preservan celosamente. Valores culturales que son hijos del sufrimiento, de la muerte y de la misericordia del santo padre y de la religión. Y es que sí, el ser humano valora a la tortura, la mutilación, el sufrimiento y la muerte como algo cultural, como algo que es parte de sus tradiciones, como algo intocable que perfila nuestros valores.

Esta semana no tenemos más que salir a la calle y mirar las procesiones. Se celebrar la muerte y el sufrimiento del Dios encarnado en persona. Se venera la figura del Dios mutilado y asesinado por el fin del sufrimiento del ser humano. ¿De verdad no sufrimos en la vida? Por ello, los buenos cristianos de las hermandades, llamados nazarenos se cubren de telas y de disfraces, convirtiéndolos en figuras tenebrosas, que más pueden simular tétricos fantasmas que alegres personas. Llevaran a cuestas pesadas cruces o figuras grotescas de su Dios mutilado o de la madre de este Dios sufriendo engalanados con mantos de seda y oro. Los nazarenos sufrirán el peso de estas enormes figuras, caminaran descalzos, se flagelarán y se mutilarán en el peor de los casos donde la fe, la irracionalidad y el vació de sus vidas les lleve a la peor de las locuras. Será un paseo de sufrimiento, dolor y sangre, donde la muchedumbre venerará a centenares de imágenes que representan la muerte y la salvación; a una serie de enfermas figuras engalanadas y a toda la parafernalia y el simbolismo que rodea a todo este acontecimiento.

La gente espera promesas y milagros de una deidad que nunca han visto, que no han percibido la mínima manifestación. Confían en todas las maravillas de aquel todopoderoso que se su pastor les ha contado. Aquel ser misericordioso que lo proporciona todo, que lo da todo, que te espera con los brazos abiertos, que es benevolente con la humanidad pero que le tiene reservado el peor de los tormentos y los castigos para aquellos que no cumplan con lo que ordena. El mal esta entre nosotros/as, dentro de nuestros cuerpos; pecadores que contradecimos las palabras de nuestro Dios. ¿Cómo vamos a fiarnos de nuestros “hermanos” si el pecado esta entre nosotros y nuestro Dios no nos da ni fuerzas para superarlo?, ¿Cómo podemos confiar en un cura y sus sermones si no somos capaces de confiar entre conocidos, entre hermanos/as, entre nosotros/as?

Un absurdo la vida de cualquier cristiano, y un circulo vicioso de miedos, sinrazones y locuras. Un sentimiento de inseguridad hacia lo que nos rodea, hacia nuestros/as compañeros/as, un sentimiento de horror hacia aquello que no entendemos, como la muerte, o todo aquello que suponga una gran mancha negra en nuestro conocimiento; que solo una imagen, una figura de un padre creador y salvador como Dios y de un héroe como Cristo, podrán salvar nuestras almas del miedo que nos atormenta y dará una luz para superar la inseguridad que nos mantiene en la más absolutas tinieblas.

Para ello, como cada año, sigamos arrollidandonos ante este héroe salvador de nuestras almas. Flagelémonos ante nuestro señor para que nos ilumine y nos saque de estas tinieblas oscuras, que nos libre de los tormentos de la muerte y del infierno. Desconfiemos de todos aquellos enviados por el mal que nos quieren sacar nuestras debiles almas del camino para llevarnos al pecado y el infierno. Mantengamos los rituales de mutilaciones y sufrimiento, demostrando a nuestro héroe que su sufrimiento en la tierra es nuestro sufrimiento y que solo las autenticas promesas del cielo y el amor de Dios nuestro padre, nos librara del tormento diario que producimos por nuestros pecados.

Oh señor misericordioso, no nos condenes. Mira nuestra fe, ten piedad de nosotros por Jesucristo tu hijo que dejará de vivir y reinar por los siglos, y pasará a la historia junto con vuestras tinieblas y vuestro oscurantismo, propio de cualquier religión; que hace degenerar al ser humano llevándole al terror, la paranoia y la degeneración, encaminándole a cometer genocidios. masacres y cruentas torturas en nombre de su señor Jesucristo y de su moral única y verdadera. Una sucia enfermedad de necios y locos que se transmite de generación en generación.


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