lunes, 5 de enero de 2009

Navidades, abundancia y desesperación

Una sonrisa irónica se dibujo en mi cara estas navidades, cuando paseaba por Cibeles. En el cuartel general del ejercito de tierra había un cartel luminoso con bombillitas que decía “Trabajamos por la paz”, muy bonito para estas fechas tan señaladas. Pero si echas la mirada más allá de la vorágine consumista navideña, más allá de las cegantes luces navideñas, si nos fijamos en esos lugares donde muchas figuras representan el nacimiento del rey de los judíos, justo en la tierra donde el “salvador” nació, podrás percatarte de los zumbidos de los aviones, de las bombas, de los tanques, de la metralla, del sonido del terror, del miedo, del hambre, de la desesperación. Los llantos de millones de personas que se quedan sin familia, sin hogar, sin tierra, sin algún miembro.... sin vida.


¿Esto es la paz que promulgan los militares?


Una vez más, como tantísimas veces en la historia, el crisol de las culturas y las religiones se tiñe de la sangre de un pueblo sometido por dos estados y una serie de dogmas, propios de cualquier tarado que de una persona cuerda. Otra vez el pueblo ha de esconderse ante las explosiones del terror, ha de soportar los robos, las torturas, violaciones, mutilaciones y asesinatos por parte de los militares. Otra vez un pueblo ciego por la ira, el fanatismo y la locura cogerá los fusiles, se atará las bombas y se suicidara contra su opresor. Un pueblo que lucha más haya que por una religión, lucha desde hace siglos por una tierra que se les quiso arrebatar.



Y mientras esta, y otras tantísimas barbaridades están ocurriendo en el mundo, gracias a la mafia militar, a la industria armamentística, y al egoísmo nacional, el ejercito del estado Español nos felicita estos días de consumo e hipocresía. Y mientras esto ocurre, los medios de información nos siguen bombardeando con muertos sin decirnos que es lo que ocurre, controlándonos con la base del miedo y la muerte. Estas fechas no son para someterse y seguir siendo una mierda en este maldito sistema de mercado, olvidándose de todo. Son días en los que, aunque den ganas de llorar y nos invada la desesperación, hemos de gritar cada vez más alto por la libertad del pueblo palestino y por la emancipación de todos y cada uno de nosotros de este maldito mundo de dolor, hambre, miseria, sufrimiento y represión.




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