jueves, 2 de octubre de 2008

La justicia nos niega la apostasía

Atónito y perplejo se queda uno con la siguiente noticia:

“La sección sexta de la sala de lo contencioso-administrativo del Tribunal Supremo ha decidido admitir el recurso del Arzobispado de Valencia y anular la resolución de la Agencia de Protección de Datos, de 23 de mayo de 2006, por la que le obligaba a realizar una anotación marginal en la partida de bautismo de un ciudadano que había pedido cancelar su inscripción. La sala entiende que los libros de bautismo no pueden ser considerados "en ningún caso" ficheros por lo que no están sujetos a la legislación en materia de protección de datos.”

Y es que ya hasta la ciega justicia nos pone trabas a la hora de ejercer el derecho legítimo de no querer pertenecer a ninguna institución dogmática, sobre todo la católica, institución aborrecible elevada sobre los cadáveres de miles y miles de personas y asentada en base a la codicia de su cúpula y la avaricia de sus miembros a lo largo de la historia.

El artículo 16 de la constitución Española expresa:
"Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la Ley".
Si se garantiza la libertad de culto.... ¿Por qué tenemos que estar metidos por la fuerza en esta institución religiosa?

Heredera de dogmas que predicaba un tal Jesús, consolador de miserables, ignorantes y esclavos, la iglesia solo tiene el deber de sumir al ser humano en el terror con fantasías absurdas impuestas antes de que la persona tenga capacidad de razonamiento. Institución que, si nos remontamos a la historia ha cometido las mayores atrocidades hacia las personas, ha masacrado a pueblos y culturas en nombre del todopoderoso creador, ser supuestamente inmaterial, benevolente y misericordioso, que castiga al que no es fiel a sus doctrinas.

Y es que si no lo remediamos, en este país supuestamente laico, seremos por la fuerza socios y miembros de esta institución religiosa. Y yo me niego rotundamente a seguir siéndolo.

Por un desarrollo del individuo laico, científico y racional.

“La idea de dios implica la abdicación de la razón humana y de la justicia humana; es la negación más decisiva de la libertad humana y lleva necesariamente a la esclavitud de los hombres, tanto en teoría como en la practica.”

Dios y el Estado-Mijail Bakunin


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